Tengo un alma irremediablemente viajera y cuanto más pasa el tiempo, más disfruto de los paseos por mi tierra que cuando era joven y buscaba conocer otras culturas. Sin embargo, ahora creo firmemente que la cultura vasca es muy exótica, ¡a veces incluso para alguien de Euskadi! Ya que son innumerables las tradiciones y sorpresas que esta tierra esconde en cada valle y rincón de su magnífica geografía.
El País Vasco o Euskal Herria (el pueblo de los que hablan euskera) es un territorio moderno con un gran apego hacia las raíces que marcan su identidad.
Es el cóctel perfecto entre tradición y vanguardia: habla la lengua más antigua de Europa, corre delante de los toros en sus fiestas y levanta pesadas piedras, sí.
Pero también actualiza esos conocimientos ancestrales para darles valor en el mundo de hoy. El ejemplo más conocido de esta exitosa transformación lo vemos en la cocina vasca, que nuestros grandes chefs han convertido en referente gastronómico mundial.
Muchos visitantes vienen al País Vasco atraídos por el brillo de las estrellas Michelin y de las barras de pintxos, y sacan el máximo provecho a su estancia ampliando su ruta al museo Guggenheim de Bilbao, a las bodegas de Rioja y a un concierto o una proyección de alguno de los festivales internacionales de cine y música que tienen lugar aquí.
Pero, obviamente, el País Vasco es mucho más que esta popular lista de visitas clásicas. Podríamos decir que un mundo de misteriosas tradiciones espera, parado en el tiempo, a que lo descubramos. Yo, cuanto más lo conozco, más me emociona y más quiero compartirlo. Por eso creé Walk On The Basque Side.